Cuando hablamos de convivencia, bien sea en el aula, en grupos no formales o informales, el grupo es el elemento central desde el que trabajamos y para el que trabajamos. Es por eso que nos parece fundamental tener en cuenta su proceso.
En un grupo que funciona de forma espontánea podremos observar conductas que reflejan valores comunes en nuestra sociedad. De este modo es fácil notar que las personas más rápidas y atrevidas son las que suelen intervenir, escucharemos a miembros del grupo expresarse con un lenguaje sexista… Es decir, que las estructuras sociales se reproducen en las estructuras mentales de las personas que componen el grupo.
El orden social se inscribe progresivamente en la mente de las personas. Pierre Bourdieu
Cuando el grupo tiene en cuenta su proceso apuesta por unos determinados valores y actitudes, con lo cual se establecen otras relaciones entre sus integrantes. Los valores principales que se ponen en juego cuando trabajamos un proceso de Creación de grupo, son los siguientes:
- Fomentar la participación de todas las personas. Es importante crear las condiciones para que todas las personas tengan la oportunidad de expresarse en el grupo. Normalmente las personas más rápidas, las que tienen más fluidez verbal, las mayores, los hombres, son las que más suelen participar.
- Tener en cuenta las necesidades, las opiniones y los sentimientos de todas las personas. Si queremos que un grupo crezca es importante crear el espacio necesario para que cualquier aportación, y no sólo las aportaciones intelectuales, tengan su cabida en el grupo.
- Crear un clima de confianza y aprecio hacia las demás. Es importante aprender a valorar lo positivo de las personas y trabajar desde la confianza para poder actuar grupalmente.
¿Con esto es suficiente?
Estos tres puntos son muy importantes. Sin embargo, si nos limitamos a ello correremos el riesgo de encontrarnos con un grupo en el que todas nos sentimos muy a gusto, donde existe buena comunicación y confianza, pero no necesariamente actuamos como agentes transformadores de la realidad. Por eso añadimos dos valores más:
- Participación de todas en la toma de decisiones: El proceso de Creación de grupo valora la participación, no sólo a la hora de opinar sino también a la hora de decidir. Y proponemos mecanismos como el consenso.
- Afrontar los conflictos de forma positiva. Los conflictos nos ayudan a crecer social y grupalmente. Sólo cuando existe un grupo compacto, en el que sus miembros tienen seguridad en ellas mismas y en el grupo, los conflictos no suponen una amenaza para las personas ni para el grupo sino una oportunidad más para crecer y fortalecerse. Por tanto, la creación de grupo se encarga de generar las condiciones psicológicas necesarias para que sus miembros aprendan a detectar los conflictos, los hagan aflorar y los regulen de forma positiva.
Cuando en un grupo se trabaja apostando por estos valores, estamos educando a personas que van a asumir un papel activo en la transformación hacia una sociedad más justa.
Fuente: Colectivo Amani 2009. “Educación Intercultural. Análisis y resolución de conflictos”. Madrid. Edupaz.