Dentro de sus prácticas en el curso ‘Agentes de Mediación Intercultural’, Esther Hernando ha realizado una interesante  actividad a través de actividades del ocio y tiempo libre,  proponiendo a personas adultas tejer redes  jugando, y sobre todo, romper las barreras de socialización entre personas adultas con sus diversos contextos a través de dinámicas que  ofrece el tiempo libre como una vía relajada y divertida de poder conocernos y reflexionar sobre nosotras, las demás y nuestra relación. Para las 20 personas que se juntaron, 8  del programa de asilo de MPDL,   10  de diferentes colectivos de Cantabria, Pasaje Seguro, La Vorágine, Mirera y CNT y dos técnicas, el resultado de esta propuesta fue excelente, demostrando que buscar espacios de encuentro que permitan mirarnos desde otras perspectivas es fundamental para tejer redes.

La realidad de Cantabria no es siempre la más acogedora, es una realidad social más tímida e introvertida que dificulta mucho la entrada en los grupos sociales. Es una realidad de la que somos conscientes nosotras mismas, imaginémonos para las personas que apenas acaban de aterrizar aquí, sin conocer a nadie, sin conocer la cultura, el idioma, etc.
Por otro lado, también la realidad de Cantabria es diversa y existen un montón de colectivos sociales con un posicionamiento antirracista y que señalan y denuncian las barbaridades que suceden día a día. Sin embargo, no existe una comunicación entre estas dos partes, cuando ambas partes por lógica debieran interactuar, conocerse y  enriquecerse. Situaciones paradójicas como colectivos antirracistas no racializados nos hicieron reflexionar sobre este punto… ¿Cómo podemos ponerlos en contacto?
Pero esto no es suficiente, porque existen barreras comunicativas y sociales que podrían generar una comunicación forzada y desigual.
Es en este punto donde entra el Ocio y Tiempo Libre. Muchas de las actividades que se realizan en este sector comienzan con un grupo de gente que no se conoce entre sí o no se conoce en profundidad y en poco tiempo con una serie de herramientas y dinámicas se llegan a crear relaciones muy intensas, se baja la guardia, se generan grupos. Normalmente asociamos todo esto a los campamentos de niñas/os y jóvenes y
nos olvidamos del potencial que puede tener entre las personas adultas (que, por cierto, quizá necesitemos derribar más barreras y necesitemos más estos juegos). Por supuesto, cada juego estará orientado a tratar temas que recojan la diferencia y las dificultades y reflexionar sobre ello.

¡Con todo esto decidimos unir todos estos ingredientes y ponernos a cocinar esta actividad!

Las dinámicas de presentación o juegos rompe-hielos serán el eje central de la actividad. ¿Por qué? Porque uno de las dificultades que cualquiera experimentamos cuando aterrizamos en un lugar nuevo es precisamente ese, el mostrarnos, el presentarnos, el introducirnos en un grupo. Imaginemos si a esto le añadimos factores culturales, raciales, de género, de orientación sexual, etc. Los códigos de comunicación
de una cultura frente a la dominante se ven materializados en los actos más banales de la socialización más cotidiana. Con esta propuesta queremos romper el hielo con ello proponiendo un acercamiento entre personas pertenecientes al programa de MPDL y diferentes personas pertenecientes a colectivos de Santander. Un acercamiento casual y divertido a través del juego

Objetivos:
– Disfrutar el proceso
– Tejer y reforzar redes entre nosotras mismas y conocernos desde esta propuesta
– Salirnos de los organismos más formales a la hora de relacionarnos (el Programa, los colectivos…)
– Generar un espacio seguro en el que expresarse y recoger lo que se exprese.
– Generar un contenido de aprendizaje.
– ¡Romper el hielo!

Una vez realizar la actividad, la gente se mostró muy comprometida, participativa y agradecida por la propuesta. Muchas nos trasmitieron su agradecimiento por contar con ellas, su interés en repetir si quisiéramos organizar más encuentros de este tipo y se vieron gratamente sorprendidas de como el juego ofrecía tantas posibilidades. Alguna comentó que llevaba mucho tiempo sin jugar y que le había encantado volver a hacerlo.

Concluimos por tanto que:
– Necesitamos más espacios de encuentros que sigan esta línea.
– El potencial de estas herramientas y dinámicas para crear y cohesionar grupos.
– La importancia de los espacios informales.
– El valor de darle sentido a estos encuentros.
– Lo necesario de tejer estas redes y mirarnos desde otras perspectivas.
– La importancia de recoger lo aprendido y generar más.
– Que las personas adultas también podemos ser participantes en el tiempo libre y que no es sólo una cosa de las pequeñas

¿Te animas a tejer redes utilizando el juego como herramienta?