Partiendo de su experiencia personal, Siham E., participante en la cuarta edición del itinerario formativo ‘Agentes de Mediación Intercultural’, nos habla de las emociones, sensaciones y desafíos que supone la construcción de una sociedad intercultural. Del equilibrio que supone preservar la identidad cultural y compartirla en la sociedad de acogida, y que esta se reconozca y se valore la diversidad como elemento enriquecedor. En definitiva, la interculturalidad como modelo de convivencia para construir una sociedad cántabra más inclusiva y respetuosa.

La interculturalidad en Cantabria ofrece oportunidades para el intercambio y la convivencia entre personas de diferentes culturas. En mi caso ha sido enriquecedora y desafiante a la vez. Es importante encontrar un equilibrio entre mantener la identidad cultural de uno y abrirse a nuevas experiencias, mientras se trabaja para superar estereotipos y contribuir a la construcción de una sociedad más inclusiva y respetuosa. 

La interculturalidad en Cantabria es un fenómeno cada vez más relevante, ya que la región ha experimentado un crecimiento en la diversidad cultural debido a la llegada de personas migrantes de diferentes partes del mundo, incluyendo Marruecos. Este proceso ha dado lugar a un enriquecimiento de la sociedad cántabra a través del intercambio de ideas, tradiciones y costumbres.

Las circunstancias individuales pueden variar, pero hay aspectos comunes que se pueden destacar.

En primer lugar, es importante reconocer que emigrar a un país extranjero implica enfrentar desafíos y adaptarse a una nueva cultura y entorno. Como mujer migrante, experimenté una mezcla de emociones, que van desde la ilusión y la esperanza por las nuevas oportunidades para reiniciar una vida, hasta la nostalgia y la sensación de estar lejos de mi lugar de origen y de mis seres queridos.

En términos de adaptación, aprender el idioma local, en este caso el español, ha sido el desafío inicial, no poder comunicarme con el entorno ni compartir por la barrera del idioma. Sin embargo, en cuanto a la identidad cultural, es destacable el enfrentarse a los desafíos relacionados con la preservación de las raíces culturales mientras se da la adaptación a la nueva sociedad de acogida, en este caso Cantabria. 

Es importante recordar que la identidad cultural no es estática, sino que está en constante evolución. Por todo lo comentado anteriormente, quizá podría elegir qué aspectos de la cultura propia se desean mantener y compartir, al tiempo que se abrazan nuevas experiencias y las personas se abren a la cultura local.

En términos de estereotipos es importante reconocer que los prejuicios pueden ser una barrera para las personas en el mercado laboral o incluso para formar parte de una comunidad y crear redes de conocidos y amigos, además de otras basadas en el origen cultural o en el género. 

En resumen, la interculturalidad en Cantabria ofrece oportunidades para el intercambio y la convivencia entre personas de diferentes culturas.
En mi caso ha sido enriquecedora y desafiante a la vez. Es importante encontrar un equilibrio entre mantener la identidad cultural de uno y abrirse a nuevas experiencias, mientras se trabaja para superar estereotipos y contribuir a la construcción de una sociedad más inclusiva y respetuosa. 

Todas las personas tenemos el derecho de ser tratadas con dignidad y respeto, y reconocer que tu contribución es valiosa para la comunidad en la que vives.