Rafiki es un largometraje de la directora keniana Wanuri Kahiu. Fue estrenado en el año 2018 e inmediatamente prohibido en su país, donde su argumento se considera una afrenta a las tradiciones.
Rafiki cuenta la historia de amor entre Kena y Ziki, dos chicas de un barrio de Nairobi. Kena y Ziki intentan vivir su romance con naturalidad, como cualquier pareja joven, pero se encuentran con la siempre aplastante realidad de un país donde la homosexualidad está penada por ley, y donde la sociedad señala y discrimina.
Según ILGA Word, en Kenia la ley penaliza los actos sexuales consensuados con hasta 14 años de prisión, y la tentativa con hasta 7 años. Existen, además, importantes restricciones a la libertad de expresión que impiden que se hable de temática LGTBI+ en los medios. Incluso, Rafiki fue prohibida bajo el argumento de que “promovía el lesbianismo”. Es este el contexto en el que se desarrolla la película.
Sin embargo, Rafiki es aplastante en sus argumentos. Rompe con los roles de género tradicionales: el crecer para ser una buena esposa, el buscar marido… Rompe con la heteronorma mostrando una relación romántica entre dos chicas.
Kena y Ziki acaban de terminar sus estudios secundarios. Kena es una excelente estudiante, que espera ir a la Universidad y trabaja ayudando a su padre en su tienda. A Ziki le encanta bailar. Ambas se encuentran y se enamoran a pesar de que sus padres son rivales políticos; a pesar de la represión, que no se menciona, pero sabemos que está ahí; del discurso religioso omnipresente; de la culpa y el miedo.
“Desearía que pudiéramos ir a algún lado donde podamos ser de verdad”
Pero la película no habla solo de una relación de amor entre dos mujeres. Cerca del final hay un diálogo entre Kena y su amigo Blacksta, en el que ella le dice: “Desearía que pudiéramos ir a algún lado donde podamos ser de verdad”. Su amigo no entiende lo que dice, pero en esta frase queda condensada la esencia de lo que la película está reivindicando: el derecho a ser.
Rafiki está llena de color y de vida. Hay gente, movimiento, sonidos, y mucha luz. Hay calma en las escenas. Hay, además, una juventud que mira al futuro de manera diferente, empujando por construir otra realidad a pesar de las prohibiciones y la criminalización.
La película le puede gustar a cualquier persona a la que le conmueva una hermosa historia de amor, llena de vida, de color, de luz, como toda la película. Le puede gustar también a cualquier persona interesada en otro tipo de imágenes sobre África, una África vista desde la mirada de su gente, con sus contradicciones y sus ganas de futuro. Es, precisamente este, uno de los objetivos de la directora: construir otro imaginario sobre el continente.
En Rafiki nos encontramos con una mirada local de una realidad global: las múltiples discriminaciones hacia el colectivo LGTBI+, en este caso representado por las vidas de dos chicas, que empujan por un amor imposible en un contexto de criminalización.
El Movimiento por la Paz -MPDL- Cantabria proyectará la película Rafiki dentro de la 15ª edición del Ciclo de Cine por la Paz el jueves 28 de septiembre 2023 en los Cines Groucho de Santander.
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