A lo largo del módulo III se han ido revisando temas fundamentales dentro de la mediación intercultural: el conflicto, el proceso de mediación, la prevención, la resolución y, sobre todo, la comunicación. Revisando la interculturalidad y los conceptos de competencia y el diálogo intercultural.

La comunicación va más allá que un simple intercambio de mensajes, se trata fundamentalmente de una construcción de sentido. Pero una comunicación eficaz no quiere decir una comunicación totalmente controlada y sin ambigüedades. La teoría de la comunicación ha señalado repetidamente que una comunicación perfecta, incluso entre interlocutores de la misma cultura, es realmente muy difícil porque las personas interpretamos los mensajes de acuerdo con nuestros conocimientos, que pueden coincidir o no.

Por ello, la competencia intercultural entendida como la capacidad de ir más allá de la propia cultura y de interactuar con otras personas de diversos contextos tanto culturales como lingüísticos es fundamental.

Cuando hablamos de comunicación intercultural, nos referimos a aquella en la que intervienen personas con referencias culturales diferentes, lo suficientemente distintas como para crear barreras que podrían alterar la eficacia de la comunicación- Rodrigo (2003)-. Y para que se produzca una comunicación intercultural real debemos tener en cuenta:

 

OBJETIVOS DE LA COMUNICACIÓN INTERCULTURAL:

1. Nada es inmutable. Cuando se inicia un diálogo debemos estar potencialmente abiertas al cambio.
2. No hay posiciones universales. Todo está sujeto a crítica.
3. Hay que aprender a aceptar el conflicto y la posibilidad de que se hieran los sentimientos.
4. Hay cierta perversidad en la historia que nos han enseñado. Nuestras identidades se han hecho en oposición a la de los otras.
5. Nada está cerrado. Cualquier cuestión puede siempre reabrirse.

 

CARACTERÍSTICAS DEL DIÁLOGO INTERCULTURAL:

• Este diálogo debe ser crítico, pero también autocrítico.
• Eliminar los estereotipos negativos que cada cultura produce de las otras culturas. A lo largo de la historia, los pueblos han deshumanizado a los otros pueblos, porque han querido representarlos como sus enemigos.
• Iniciar la negociación a partir de una posición de igualdad. Esto no significa ignorar la existencia de los poderes internacionales desequilibradores. Hay que ser consciente de esta circunstancia y, dentro de lo posible, intentar un reequilibrio. Ni el paternalismo ni el victimismo son actitudes positivas para la negociación intercultural.
• Hay que proceder a la relativización de nuestra cultura que nos llevará a la comprensión de otros valores alternativos y, eventualmente, a su aceptación