Elisa Escalante de la Riva, participantes en el curso ‘Agentes de Mediación Intercultural’, nos comparte una reflexión sobre como la integración de interculturalidad, la perspectivas de género y derechos humanos son fundamentales para conseguir el objetivo de eliminar el racismo y la discriminación en las políticas públicas, las leyes y las prácticas administrativas, creando espacios más dignos y equitativos donde los derechos humanos y la igualdad sean fundamentales para la convivencia social.
El enfoque de género examina los roles asignados a hombres y mujeres, destacando las desventajas y desigualdades que enfrentan las mujeres. Además, considera el género como una variable influenciada por normas y valores sociales, que pueden cambiar a lo largo del tiempo debido a la influencia de diferentes poderes. La perspectiva de género resalta que la violencia es un reflejo de desigualdades de poder, tanto entre géneros como dentro de ellos, y se aplica a diversas áreas, como las comunidades indígenas, entornos laborales, educativos, culturales, médicos y de justicia.
La interculturalidad es esencial y complementa las metodologías de género y derechos humanos, ya que ayuda a combatir visiones racistas y discriminatorias que pasan por alto la diversidad cultural y social. Reconoce las percepciones de las comunidades indígenas sobre las violaciones de sus derechos desde perspectivas de género y sus propias cosmovisiones, tradiciones e identidades culturales. El objetivo es eliminar conceptos discriminatorios de atraso cultural de las leyes y las prácticas que afectan su dignidad.
La transversalización de los enfoques de derechos humanos y género amplía la comprensión de los derechos de las personas racializadas al considerar factores como género, clase, etnia, edad, salud y situación jurídica. Estos enfoques permiten entender mejor las barreras que enfrentan estas personas para ejercer plenamente sus derechos.
Transversalizar el enfoque de derechos humanos desde una perspectiva de género amplía aún más las posibilidades y especificidades que revisten los derechos humanos de las personas integrantes de pueblos y comunidades indígenas, a partir de las determinaciones de género, clase, etnia, edad, salud, condición social, situación jurídica, etcétera.
A partir de la transversalidad de los enfoques de derechos humanos, género e interculturalidad, se establece el eje para entender la problemática de las personas indígenas frente al ejercicio pleno de sus derechos, al tomar en cuenta su forma de ser y estar en sus comunidades y en la sociedad, por la manera en que viven sus condiciones reales de existencia y al visibilizar la complejidad que adquiere la explicación de derechos diversos reconocidos en el ámbito formal legislativo, pero que en la práctica no han sido plenos para este sector
Al aplicar estas perspectivas, se busca promover una convivencia respetuosa de la legalidad, los derechos humanos y la diversidad en las comunidades indígenas. El objetivo es superar la vulnerabilidad, cambiar las condiciones de marginación y permitir que las personas indígenas sean consideradas como actores sociales y políticos con derechos. La perspectiva intercultural fomenta la igualdad de oportunidades y el respeto a la diversidad cultural, y busca comprender las dificultades que enfrentan las personas en su interacción social.
La integración de la perspectiva de género, interculturalidad y derechos humanos tiene como objetivo eliminar el racismo y la discriminación en las políticas públicas, las leyes y las prácticas administrativas, creando espacios más dignos y equitativos donde los derechos humanos y la igualdad sean fundamentales para la convivencia social.